Situadas a pocos kilómetros de la costa y de la frontera con Francia, las Cuevas de Urdax o Ikaburu ofrecen un espacio natural enigmático entre estalactitas y estalagmitas. Fueron descubiertas en 1808 por un pastor, pero su origen se remonta 14.000 años atrás, por la erosión del río Urtxuma. Los restos de sílex revelan que fueron habitadas por el hombre prehistórico y, más adelante, sirvieron de refugio a guerrilleros, contrabandistas y personajes legendarios.
Situadas en el barrio Leorlas de Urdazubi, las Cuevas de Ikaburu comenzaron a formarse hace varios cientos de miles de años y en ellas destacan las formaciones de estalactitas y estalagmitas. Con una temperatura constante de 14º y acompañado por el río Urtxuma según dicen las leyendas se reunían las lamias para sus celebraciones.
En la actualidad se realizan visitas guiadas durante todo el año en castellano, euskara, inglés y francés de una duración de 40 minutos, acompañada de un sistema de luz y sonido.
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